El viernes, el ministro del Interior anunció solemnemente ante el país que el Gobierno creará una entidad para detectar a cada uno de los grupos violentos que actúan durante las marchas masivas como la del jueves pasado.
Lo dijo así Peñailillo, desde su entrañable ciudad de Coronel: "Hemos constituido un equipo especializado de inteligencia entre las policías (y) la Agencia Nacional de Inteligencia, coordinado por el Ministerio del Interior para poder ver exactamente quiénes son estos grupos que en forma premeditada se preparan para entorpecer marchas pacíficas".
Y a continuación agregó que el Gobierno va a trabajar "con todos los organismos de inteligencia para detectar a cada uno de ellos".
Yo me quedé pensando, y discurrí básicamente dos cuestiones.
La primera es por qué es necesario crear una nueva entidad de inteligencia en Chile si ya se supone que tenemos a la ANI, la Agencia Nacional de Inteligencia, que cuenta con un maceteado edificio en el centro de Santiago y, calculando al ojo, un centenar de funcionarios por lo muy bajo.
La segunda reflexión es cuál será el nombre que le van a poner a esta nueva y noble institución de la patria.
Se me ocurrieron algunas ideas.
Si va a ser un organismo que va a centralizar el trabajo de todos los servicios de inteligencia a nivel nacional, como parece desprenderse de las palabras del ministro, quizás podría llamarse Central Nacional de Inteligencia (CNI). O quizás no, porque ese nombre me suena haberlo escuchado en alguna parte y me da mala espina.
Ahora, si la idea es integrar todas las agencias que hacen inteligencia en el país, a nivel de policías, Fuerzas Armadas y ANI, podría denominarse Comité Interdisciplinario de Agencias (CIA).
Pero también me suena conocido y raro.
Otra opción sería crear una especie de dirección general que agrupe todo el trabajo de inteligencia en el país. La podríamos denominar simplemente como Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), que es más directo, pero también como que se escucha poco original y evoca algo medio siniestrón.
Quizás la mejor opción sea bautizarlo como Sistema Triestamental de Agencias de Seguridad e Inteligencia (Stasi). Es el nombre que más le pega. Lo propongo formalmente como idea.
De todos modos, siento que la discusión respecto de fundar en el país una nueva institucionalidad en materia de inteligencia es artificial. ¿O estamos acaso lidiando con células paramilitares, con asociaciones ilícitas, con grupos violentistas de alta sofisticación y complejidad? ¿No será que más bien se trata de una muchachada de cabros malcriados, vándalos y delincuentes a los que bastaría con hacerles un "parelé"? ¿No debiera ser suficiente que dejemos de justificarlos y ampararlos? ¿Que apliquemos la ley y los hagamos vivir un rato que sea de penitencia, que los obliguemos a pagar con dinero o trabajo los destrozos que causan en vez de crear un fondo de dinero para reparar sus estropicios, como propuso la alcaldesa de Santiago?
A veces lo que falta es solo un poquito de inteligencia.