Thomas Sowell es uno de esos intelectuales que resultan extremadamente incómodos para aquellos que creen que las llamadas "desigualdades de cuna" deben ser corregidas mediante mecanismos de coacción estatal. De pasado marxista, origen afroamericano y nacido en condiciones de extrema pobreza, Sowell no solo logró entrar a estudiar a Harvard y hacer su doctorado en la Universidad de Chicago, sino que se convirtió en uno de los economistas afroamericanos más renombrados de Estados Unidos.
Según Sowell, aquellos que pretenden, como el filósofo John Rawls, corregir todas las desventajas o diferencias que no son producto del control y decisión de las personas, más que "justicia social", lo que quieren alcanzar es "justicia cósmica". Quienes buscan este tipo de justicia creen haber descubierto la fórmula para conocer a cabalidad cuáles son los factores que definen nuestro destino y en qué proporción lo hacen. En otras palabras, de algún modo son capaces de ponderar elementos genéticos, culturales, familiares, geográficos, históricos, ambientales, etc., para así establecer hasta qué punto cada uno de nosotros merece o no tener lo que tiene y estar donde está.
Pero no conformes con eso, la "justicia cósmica" pretende algo por definición imposible, dice Sowell: corregir diferencias que no han sido el producto de las instituciones humanas a través de esas mismas instituciones, como si la voluntad de quienes las controlan y diseñan tuviera tuición sobre la inmensa complejidad e infinidad de factores que inciden sobre el desarrollo de nuestras vidas. Sowell explica que esta búsqueda de "justicia cósmica" a través de la coacción estatal es incompatible con la libertad y el Estado de Derecho -rule of law -, el que consiste precisamente en la aplicación de las mismas reglas y el mismo estándar a todas las personas independientemente de sus diferencias. Y es que si las reglas son incapaces de garantizar justicia, solo el crudo poder queda como alternativa.
Un ejemplo puede contribuir a aclarar la idea. El fútbol es un caso de igualdad ante la ley en el sentido que defiende Sowell. A todos los jugadores, sin considerar sus condiciones de origen, su talento, sus genes y otros factores fuera de su control, se les aplican las mismas reglas y los resultados se aceptan como justos, precisamente porque las reglas son iguales para todos. Ahora bien, si quisieran corregirse las desventajas no merecidas entre futbolistas para crear verdadera "meritocracia", habría que partir por establecer cuotas de jugadores desaventajados o históricamente marginados en los mejores equipos. Adicionalmente, el proceso de selección en las ligas juveniles no podría limitarse a elegir a los de mejor desempeño, pues eso implicaría no tomar consideración de factores más allá del control de los niños que entran a la carrera de futbolista. Las reglas de aplicación general para todos que hoy caracterizan al fútbol serían así reemplazadas por la decisión arbitraria de una autoridad que se asume capaz de determinar quién "merece" poder jugar fútbol y en qué equipo. El problema que se presenta aquí es doble: por un lado se agrede la dignidad de las personas que han sido deliberadamente dejadas fuera por supuestamente no tener "méritos" a pesar de sus excelentes resultados. Pero también se agrede la dignidad de los beneficiados con la cuota, pues estos han sido ayudados por ser considerados inferiores en algún sentido que merecía la corrección. Así, de ser tratados como sujetos de igual dignidad que los demás, estos pasan a ser tratados como objetos de un proyecto ideológico. Pero más allá del problema moral, ¿se imagina usted lo que ocurriría con la calidad del fútbol si la idea de dignidad y mérito, según la entiende arbitrariamente alguna autoridad de la FIFA, en lugar del desempeño de acuerdo a reglas igualitarias para todos, fuera el criterio para determinar quién juega en qué equipo y en qué partidos?
Lo mismo se aplica a la educación. Un sistema educativo en que la autoridad es la encargada de definir arbitrariamente qué es lo justo y qué es lo digno según lo criterios de su filósofo favorito, es incompatible con la igualdad que garantizan reglas imparciales. En esta lógica, prohibir por ley a los colegios seleccionar, sometiendo al mismo estándar a todos los alumnos, implica transitar desde la imparcialidad de normas generales a la discrecionalidad de quién se arroga la capacidad de determinar de manera vinculante quién merece entrar a qué colegio. Como en el caso del fútbol, esta selección a dedo no solo sería discriminatoria, sino que dañaría severamente la calidad de la educación en general. La experiencia personal de Sowell resulta relevante en este punto. Según Sowell, si no hubiera sido porque una profesora en su colegio en Harlem les exigió lo mismo o más que a los niños blancos de buenos colegios, él y muchos de sus compañeros no habrían salido jamás de la pobreza.
Los pobres, nos dice Sowell, no son "mascotas" que merecen un trato especial, sino seres humanos con dignidad igual que cualquier otro y con la capacidad cierta de salir adelante. Es este reconocimiento de la idéntica estatura moral entre personas que reclama Sowell lo que justifica la aplicación de las mismas reglas del juego para todos, independientemente de nuestras diferencias y sin perjuicio del apoyo que se puede dar a quienes lo necesiten para cumplir con el estándar. Pues si usted no creyera que los seres humanos, pobres y ricos, mujeres y hombres, gays y heterosexuales, y suma y sigue, somos moralmente iguales, es decir, igualmente libres y responsables, ¿cómo podría justificar un trato igualitario para todos? Así como negar la idéntica estatura moral de las personas es la única forma de justificar tratos discriminatorios a través de la ley, del mismo modo solo la negación de la igual dignidad entre seres humanos puede justificar tratos preferenciales que no son más que otra forma de discriminación. Un orden institucional, entonces, que realmente respeta la dignidad de las personas reconoce, como diría Kant, su libertad y diversidad, buscando siempre la igualdad ante la ley y jamás a través de ella.