Si la Pasión según San Mateo (1727-1729) está llena de reflexión, compasión y consuelo, su hermana, la que toma el Evangelio de San Juan, escrita apenas unos años antes, tiene momentos de terror, de horror incluso, que no anulan el recogimiento y la piedad deseados, pero esta vez esos sentimientos aparecen en un marco musical de poderosos contrastes a veces insólitos y otras, rozando lo experimental.
El director alemán Helmuth Rilling volvió a Chile para hacer esta obra magnífica con solistas, el Coro y la Orquesta Academia Internacional Teatro del Lago 2014, compuestos por más de 60 jóvenes de doce países, que audicionaron especialmente para una serie de presentaciones de Semana Santa en Frutillar, Temuco y Santiago. Como otros emprendimientos culturales del Teatro del Lago, este estuvo marcado por la alta calidad, y la proyección y oportunidades para la formación de talentos.
Rilling ofreció el Viernes Santo un concierto explicativo, con fragmentos, y el sábado, la versión completa. En ambos dio cuenta de cuán fundamentado es su conocimiento del diseño de experiencia realizado por Bach para esta Pasión, en la que la voluntad de comunicación es tan explícita como poética. Ya en el primer compás, flautas y oboes se enfrentan con notas contiguas, apenas permitidas en el contrapunto del siglo XVIII como un pase rápido que ha de resolverse y que aquí adquieren un peso que las convierte en auténtico motivo. Como para la convención estos encuentros de notas son disonantes, algunos directores eligen camuflarlos más o menos en el complejo entramado de las cuerdas, pero Rilling las puso en entero protagonismo, presagiando la tensión por venir.
Además de esta introducción escalofriante, con orquesta y coro (dirección: Kathy Romey) sonando brillantes, hay que destacar a Benjamin Glaubitz que puso al servicio su bonito timbre y precisa afinación para una narración histriónica y comprometida, y que también sirvió las arias de tenor; el barítono Georg Gädker, profundo en su Pilato y en las arias, especialmente en "Amado Salvador", en la que canta con el coro; la soprano Julia Sophie Wagner en "Yo también te sigo", acompañada por las dos flautas al unísono; la contralto Lidia Viñes en "¡Ha concluido!", que toma las palabras de Jesús (cantadas por el barítono Philipp Kaven), y que se acompañó del precioso sonido de la viola de gamba de Anja Egelberg.
Desde 2012, el Teatro del Lago ha hecho con Rilling la Misa en Si menor y las dos Pasiones de Bach para sendas Semanas Santas, siempre con magníficos resultados. Podría ser interesante explorar ahora en el conocimiento y talento del distinguido director alemán en obras religiosas más contemporáneas, en las que también es experto.