Spike Jonze tiene su culto de público, sobre todo debido a “¿Quieres ser John Malkovich?” y “El ladrón de orquídeas”, aunque también es culpable de producir gran parte de las “Jackass”, la serie y las películas, todas comparecientes en el tribunal de la infamia. Las dos películas que cimentan su prestigio trabajan en la zona de ruptura entre la imaginación y la hiperconciencia de un mundo post literario, donde la palabra ha perdido conexión con la realidad material.
“Ella” prolonga estas ideas en el ambiente más actual de las tecnologías móviles. El protagonista, que tiene el nombre carrolliano de Theodore Twombly (Joaquin Phoenix), es un escritor de cartas por encargo que sobrelleva con melancolía la separación de su esposa.
Las conexiones de internet de su computador lo ponen frente a la oferta de un nuevo sistema operativo, altamente personalizado, que puede ayudarlo en muchas de sus tareas. Una vez instalado, el sistema adquiere el nombre, la voz y la personalidad de Samantha (Scarlett Johansson), y pronto toma el control del correo y las emociones de Theodore. La referencia al autor de “Alicia en el país de las maravillas” no es totalmente liviana: en cierto modo, la de Theodore es una aventura al otro lado del espejo, solo que esta vez es el espejo más insidioso de la tecnología.
Durante buena parte del metraje, y en especial en el primer tercio, Theodore se desplaza por pasillos, túneles y arquitecturas que sugieren recorridos interiores, deambulaciones por la conciencia y los sentimientos, que también tienen su eco en el mundo laboral del protagonista: dictar cartas para interpretar las emociones (interiores) de otros a los que nunca conocerá. La ciudad -Los Ángeles- luce extraña, contaminada y fría (aunque hace calor) y solo por las noches deja ver un esplendor luminoso y abstracto, sin humanos. Por ella circulan gentes conectadas, no entre sí, sino con sus teléfonos inteligentes, que parecen hablar a solas, encerradas en sus propios mundos virtuales.
Esto es lo mejor de “Ella”: su delicado retrato de la alienación tecnológica, la intuición de que en el mundo de la hiperconectividad se han agudizado la soledad y la deshumanización. Samantha es una representación de ese fenómeno, y la tristeza de no poseer un cuerpo para completar su romance con Theodore se combina con el hecho desgarrador de que también es el sistema operativo de muchos otros solitarios.
Jonze filma cada vez mejor. Aunque “Ella” pueda estar todavía contaminada por la tentación de la metáfora y la alegoría, algunas de sus imágenes, a diferencia de en “¿Quieres ser John Malkovich?”, alcanzan un genuino soplo lírico y dotan a la soledad de Theodore de un continuo desequilibrio entre la lucidez y la tristeza.
Her. Dirección: Spike Jonze. Con: Joaquin Phoenix, Scarlett Johansson (voz), Amy Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde y Chris Pratt. 126 minutos.