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Editorial
Sábado 18 de enero de 2014
Cifras delictivas: falta de buena respuesta
En este contexto, el desafío de Chile es cambiar el eje de la respuesta del Estado, desde la reacción al delito hacia la rápida identificación de estos patrones y la anticipación a ellos con el despliegue de tácticas informadas por el análisis criminal, con foco en los mercados de venta de bienes robados y sus redes de distribución; el patrullaje focalizado, y la modificación de elementos situacionales en lugares de alta concentración de población flotante, como las salidas del metro...
La Fundación Paz Ciudadana dio a conocer los resultados de su encuesta de victimización semestral, el estudio de mayor antigüedad en esta materia, realizado desde el año 2000. Se trata de una medición independiente sobre la intensidad del problema delictivo, centrada exclusivamente en delitos contra la propiedad. Metodológicamente distinta de la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana que realiza el Gobierno, los resultados de ambas no son comparables.
La victimización durante el segundo semestre de 2013 -que aumentó al 40,2% de los hogares- sí se correlaciona con la evolución de estadísticas policiales y del Ministerio Público sobre denuncias de delitos contra la propiedad, las cuales habían registrado alzas significativas, especialmente a partir de mediados del año pasado. A diferencia de lo ocurrido en otros períodos, el aumento se registra en regiones, no en Santiago, y en hogares de nivel socioeconómico medio. Así, por primera vez se observa una tasa de victimización similar en los tres estratos.
Los indicadores relativos a la percepción de la población sobre el problema delictivo y su evolución, en contraste con la victimización, muestran un mejoramiento. El porcentaje de encuestados que se ubica en la categoría de alto temor alcanza su nivel más bajo de la serie, con el 11,6%. Todos los datos de percepción se mantienen o mejoran en lo relativo al nivel de violencia en el barrio, estimada mayoritariamente (39,8%) como baja, y se reduce la proporción de personas que, por evitar ser víctimas de un delito, han dejado de salir a ciertas horas o de ir a determinados lugares.
Se mantienen, en todo caso, las características generales de la delincuencia común en Chile: 87% de los delitos ocurren dentro de la comuna de residencia, más del 80% en la vía pública, y el 30% son con violencia. Una proporción significativa aqueja a un pequeño grupo de hogares: el 30% de los encuestados concentró el 93% de los delitos reportados. Tanto esta información como la pesquisada por otras fuentes permiten sostener que la delincuencia está lejos de ser al azar, y que gran parte de la actividad delictiva presenta patrones con altos niveles de concentración. Además, la alta frecuencia de delitos contra la propiedad -centrados en los celulares y bienes electrónicos portátiles-, cuando ocurren en el espacio público, tiene relación con redes organizadas de reventa.
En este contexto, el desafío de Chile es cambiar el eje de la respuesta del Estado, desde la reacción al delito hacia la rápida identificación de estos patrones y la anticipación a ellos con el despliegue de tácticas informadas por el análisis criminal, con foco en los mercados de venta de bienes robados y sus redes de distribución; el patrullaje focalizado, y la modificación de elementos situacionales en lugares de alta concentración de población flotante, como las salidas del metro. También es importante masificar las intervenciones de prevención social en personas que concentran factores de riesgo a ingresar o perpetuar su actividad ilícita, y la colaboración entre el Estado y las empresas productoras para incorporar medidas de seguridad en los bienes mayoritariamente sustraídos.