Aunque no está mencionada en los créditos, la fuente remota de esta película es una cinta de 1973, El hombre que burló a la mafia, donde el estimable director Don Siegel repuso el sentido de la ironía social y la agudeza de personajes que había perdido un par de años antes en la nefasta Harry el sucio.
En esa historia, un par de ladrones de poca monta decide asaltar el banco del pueblo de Tres Cruces, en Texas, para obtener algunos cientos de dólares, pero en la bóveda se encuentra con varios miles que carecen de propietario aparente. El líder de la banda, el inolvidable Charley Varrick (Walter Matthau), no tarda en descubrir que pertenecen a la mafia, que usa ese banco rural como punto de tránsito para blanquear las ganancias de los casinos de Las Vegas.
Dos armas letales también arranca en Tres Cruces, con los asaltantes Bobby Trench (Denzel Washington) y Michael Stigman (Mark Wahlberg) preparándose para dar el zarpazo. Solo que estos no son ladronzuelos cualesquiera, sino agentes encubiertos, el uno de la DEA, el otro de la inteligencia de Marina, y ambos están en busca del traficante mexicano Papi Greco (Edwar James Olmos). Coinciden en que en Tres Cruces hallarán unos tres millones de Papi, pero aparecen 43,1 millones de dólares sin que exista explicación.
De ahí en más, la película describe la accidentada fuga de Bobby y Michael, convertidos en proscritos, enemigos y amigos, y su enfrentamiento con la DEA, la Marina, los narcotraficantes y una institución que es más poderosa que todas las anteriores, en lo esencial porque es más mala. Bobby y Michael enfrentan la condición postmoderna -no saber lo que está pasando-, aunque tienen el antídoto para ella: la vocación destructiva.
En El hombre que burló a la mafia la dimensión política es una corriente subterránea -desde El Padrino ya se entendía que la mafia era una fuerza política-, un sarcasmo acerca de la duplicidad de las instituciones y de la forma en que los "independientes" lidian con ellas. En Dos armas letales la significación política es estridente y ocupa la totalidad de la inteligencia de los personajes. La diferencia hace que la primera sea una película política, mientras que la segunda se infatúa en la comedia violenta.
El hombre que burló a la mafia fue una referencia importante para Quentin Tarantino -en especial en Tiempos violentos- y no hay duda de que Kormákur está más cerca de Tarantino que de Siegel. No es lo que se llamaría una cadena socrática, pero sí una pequeña tradición digna de su propio respeto.
El caso es que Kormákur partió dirigiendo dos de las más interesantes películas de Islandia, 101 Reykjavik y El novio, y después cedió al deseo culpable de demasiados cineastas europeos: conquistar Hollywood. Por esa ruta secundaria anda Dos armas letales.
Two guns. Dirección: Baltasar Kormákur. Con: Denzel Washington, Mark Wahlberg, Paula Patton, Edward James Olmos, Bill Paxton. 109 minutos.