El mercado es “decisivo”. La declaración continúa siendo, pese a las más recientes y precisas medidas anunciadas en estas últimas horas por Beijing, la de mayores consecuencias para China y el mundo emanada del Tercer Pleno del Comité Central del Partido Comunista concluido el pasado martes. Al fin y al cabo los más flamantes anuncios sobre una mayor flexibilización de la política del hijo único, el fin de los campos de reeducación por el trabajo y la disminución del número de crímenes que ameritan pena de muerte contaban con precedentes.
Ahora bien, aunque se afirma que el mercado se considera decisivo, sabemos que seguirá conviviendo con la propiedad pública. En tanto, en el claroscuro de generalidades y detalles sobre el mercado, sabíamos desde el martes que Beijing pretende morigerar las restricciones a la inversión y aumentar las zonas de libre comercio así como las políticas favorables para las empresas mixtas, chinas y extranjeras. Y desde hace unas horas sabemos también del declarado propósito de acabar con las restricciones de residencia en las ciudades pequeñas y municipios y armonizar los sistemas de seguridad social urbano y rural. Si junto a ello dimensionamos la importancia del anuncio de un impuesto medioambiental, se configura una perspectiva de transformaciones socioeconómicas como no se veía en décadas.
Por otro lado, varios días tras el Pleno se puede aquilatar mejor la creciente autoridad del Presidente Xi Jinping, quien, a sus tres cargos máximos previsiblemente añadirá su sello en el anunciado Comité de Seguridad Estatal. De manera que si nada se tuerce, más temprano que tarde se le podría apreciar con la estatura de tercer líder más decisivo de China desde 1949, tras Mao Zedong y Deng Xiaoping.
A la vez, la declarada intención de Beijing de seguir modernizando sus FF.AA. comportará un reforzamiento de la proyección, además de marítima, cibernética, habida cuenta del hegemónico poder estadounidense en el terreno informativo y de dominio público mundial. Asimismo, previsiblemente la estrategia de defensa china tendrá más en cuenta contingencias de emergencia ante un desencuentro chino-japonés que no desescala tras más de un año de tensiones.
En el ámbito interno, quien pasee por el centro de Beijing o por otras megalópolis chinas constata en estos días el despliegue de una sociedad vibrante, empresarial, consumista, que atrae la atención del visitante y le hace olvidar que un “sistema económico socialista de mercado” a tan acelerado ritmo de transformación también tiene importantes desigualdades sociales y desequilibrios medioambientales.
A pocos días tras concluido el Pleno, una China organizada por un Partido Comunista continúa su senda como uno de los pilares fundamentales de una economía mundial capitalista parcialmente en crisis y en auge. Y ya no es episódico valorar la importancia de este fenómeno como una incesante fuente de noticias de significado único para nuestro presente.
Augusto SotoDirector del Dialogue with China Project, Barcelona, y miembro del Global Experts, Nueva York.