Enzo garrido

Enardecidos, algunos hinchas azules dirigieron sus miradas al presidente de Azul Azul, José Yuraszeck, en la tribuna oficial del Santa Laura. Con rabia, le reclamaron por la derrota de la U -ante Rangers, por 1-0- en el inicio del Apertura y con gestos evidentes aludiendo a que gastara dinero, le pidieron que invirtiera en un centrodelantero.

En definitiva, lo responsabilizaron a él de la mayor enfermedad que hoy tiene la U: falta de contundencia en el área rival, lo que supone para los seguidores azules la exigencia de ir a buscar al mercado algún jugador que sea capaz de vulnerar redes.

Eso quedó en evidencia ayer ante los talquinos, porque el equipo azul por más que se acercara al arco de Nicolás Peric careció de contundencia, lo que finalmente determinó estrenarse en el torneo con una derrota que no estaba en los cálculos previos.

No se puede decir que la U no tuvo ganas. Tal como había anunciado Marco Antonio Figueroa, el equipo azul mostró su vocación ofensiva desde el primer minuto, obligando a Rangers a reforzar su línea de tres defensores y a establecer en el mediocampo una verdadera muralla para impedir el buen tránsito de los volantes azules.

Así y todo, Universidad de Chile machacó. Desordenadamente, con más ganas que precisión, los azules fueron sumando hombres en el área rival hasta atosigar a los rojinegros. Lorenzetti metía pelotazos; Farfán, cuando ingresó en la segunda etapa, abrió por su flanco, y Díaz se metió entre los zagueros centrales. Pero nada. Nada de nada resultó porque o la defensa o Peric o los palos impidieron que la U cristalizara en el marcador lo que estaba insinuando con su juego.

Y claro, como pasa casi siempre, fue el rival el que terminó ganando el botín, porque a los 86 minutos Esteban Ciaccheri anotó el gol que profundizó el drama de la U.

El panorama así se oscureció en el equipo azul. No despega, no convierte, no gana puntos. Los hinchas, en todo caso, ya mostraron cuál sería la solución...