Señor Director:

En 1973, un golpe militar puso fin a una prolongada tradición democrática chilena derribando al primer jefe de Estado marxista elegido en elecciones libres y competitivas. Los militares gobernaron por 17 años, debiendo entregar el gobierno sin que se disparara un solo tiro, sino producto de los votos del pueblo.

La cabeza del gobierno militar que había terminado permaneció como comandante en jefe del Ejército por ocho años, lapso en el cual estuvo subordinado a dos presidentes de la República que fueron contrarios a la dictadura.

Dos hijas de generales de la Fuerza Aérea que tuvieron una posición disímil en 1973, pues uno fue contrario el golpe y el otro estuvo a favor, posteriormente ejercieron como ministras de Estado en diferentes períodos, llegando la hija del primero a ser Presidenta de la República cuando la hija del segundo era senadora. En el intertanto se designó como jefe del Servicio Electoral, encargado de supervigilar la limpieza de todas elecciones del país, a un ex comandante en jefe del Ejército, quien había alcanzado el generalato cuando el líder visible del golpe de 1973 era la más alta autoridad del Ejército.

Hoy nos encontramos ante el hecho de que las dos mujeres hijas de los generales de la Fuerza Aérea aludidos son candidatas a la Presidencia de la República, abriéndose la alternativa de que por primera vez en la historia del país la competencia electoral para ese cargo sea entre dos mujeres. ¡Adoro mi país!

Demetrio Infante Figueroa