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Editorial
Lunes 22 de julio de 2013
Carga bélica no declarada
El hallazgo en Panamá de 240 toneladas de material bélico en un barco norcoreano, procedente de Cuba, ha dejado al descubierto la liviandad con que aparentemente se intentó violar un embargo impuesto por Naciones Unidas...
La Habana asegura que la carga no es sino armamento soviético obsoleto enviado a Corea del Norte para ser refaccionado y devuelto a Cuba para mejorar su capacidad defensiva. Si fuera así, el gobierno cubano debe explicar por qué los documentos de carga solo declararon las 10 mil toneladas de azúcar y no las armas, que incluían un radar de control de un sistema de defensa antiaéreo, dos cazas MiG, 15 motores de ese tipo de aviones, partes y piezas de 9 misiles. Una posibilidad es que Norcorea, escasa de divisas y alimentos, preste efectivamente esos servicios de reparación sobre la base de trueque. Otra opción es que, rompiendo el bloqueo de la ONU, Cuba le venda armas viejas, que puede poner a punto para reforzar la capacidad bélica norcoreana. Es conocida la cooperación militar entre ambos países, comprobada con la reunión bilateral de altos oficiales en La Habana, el mes pasado.
Panamá actuó dentro de sus atribuciones al detener el barco y su tripulación hasta que se aclare el asunto, siguiendo las directrices de la ONU, que en 2006 adoptó una resolución que prohíbe el comercio de armas con Norcorea, y otra, en 2009, que obliga a inspeccionar cualquier cargamento norcoreano sospechoso. Por eso las autoridades panameñas pidieron al comité de sanciones de la ONU que examine el cargamento. Habrá que esperar ese informe para ver de qué se trata realmente este intrigante comercio.
Sobre Norcorea pesa no solo el embargo de armas y tecnología, sino también restricciones sobre un largo listado de productos. En su cumplimiento, la ONU se ha visto atropellada en varias oportunidades. El mismo barco interceptado en Panamá protagonizó al menos otros dos incidentes similares, lo que demuestra la falta de voluntad de Norcorea para cumplir las resoluciones de ONU. Aislado, sin divisas y dificultades para el abastecimiento alimentario, el régimen se abrió a nuevas negociaciones, que bien podrían terminar en un fracaso, como tantas anteriores.
Este episodio abre interrogantes sobre la frecuencia con la que contrabandos de armas a países bajo bloqueo internacional llegan a destino. Regímenes autoritarios, como Siria o Irán y varios de África, buscan armas en el mercado negro, al margen del escrutinio mundial, y en muchos casos ellas no son detectadas. La falta de medios de inspección en muchos puertos hace imposible su detección. No es fácil buscar soluciones a este problema, pues la imposición de regulaciones estrictas dificultaría el libre tránsito de mercaderías, lo que sería contraproducente para la economía mundial.
La cruzada democrática de la oposición venezolana
La oposición venezolana trata de agotar todas las instancias judiciales en su país para repetir las elecciones del 14 de abril, en las cuales el Consejo Nacional Electoral dio por ganador a Nicolás Maduro. Si eso no ocurre, lo que es probable pues la judicatura no tiene independencia, el líder opositor Henrique Capriles dijo durante su visita a Santiago que acudirá a las cortes internacionales. En paralelo, el ex candidato presidencial apuesta a que su sector triunfe en los comicios para alcaldes, en diciembre. El primer objetivo parece una incierta utopía; el segundo es vital y con más probabilidades de éxito.
Capriles ha sido consecuente en su estrategia desde que perdió las elecciones en diciembre pasado contra Hugo Chávez, y luego las de abril, contra Maduro. Su opción por seguir el camino democrático y evitar la violencia para obtener la meta de la alternancia en el gobierno es loable y necesaria en la difícil situación que vive Venezuela actualmente. En diciembre, reconoció inmediatamente el triunfo del fallecido Presidente, porque a su juicio había una diferencia significativa de votos. Esto no ocurrió en el último proceso electoral, en el que además son fácilmente comprobables las irregularidades que -afirma- invalidan el proceso de votación (por ejemplo, más de 200 mil fallecidos votaron en abril) y justifican una nueva elección.
Su viaje a Chile, al igual que otros que ha hecho por la región, tuvo el abierto propósito de buscar apoyo de los gobiernos y de las fuerzas democráticas para que se cumpla lo acordado por los países de Unasur, en Lima: los miembros del bloque aceptaron reconocer el triunfo de Maduro siempre que se realizara una auditoría completa al escrutinio. Según Capriles, eso no ha ocurrido, y solo se verificó que el acta que emite la máquina coincidiera con las papeletas emitidas por la misma máquina, en vez de revisar los cuadernos en que el votante firma y pone su huella digital, y por eso es donde se materializa la "usurpación de identidad".
Capriles y la oposición tienen una ardua tarea política por delante para que Venezuela desande el camino hacia un autoritarismo populista que inició Chávez y sigue Maduro. La competencia con las fuerzas oficialistas tanto en las próximas elecciones de alcaldes como en las siguientes que renuevan la Asamblea Nacional será dura y desigual. El gobierno, con todos los recursos en sus manos, tiene una total hegemonía de los medios de comunicación, que le asegura una buena cobertura de sus actividades, marginando a las de la oposición, que para difundir su mensaje solo cuenta con las redes sociales y algunos diarios que luchan por sobrevivir.
En defensa de la democracia, sin violar el principio de no intervención, la comunidad internacional debe apoyar los esfuerzos de quienes representan a casi la mitad de los venezolanos que no votaron por el chavismo en las últimas elecciones y que claman por que se respeten sus derechos.