Señor Director:
En
reciente columna, Andrea Repetto defiende la reforma tributaria propuesta por Bachelet. Al respecto, manifiesto mi acuerdo con la columnista sobre la necesidad de mejorar el sistema tributario y especialmente eliminar todo espacio que permita retirar de las empresas sin pagar el debido impuesto.
Pero me parece necesario aclarar que el alza del 20% al 25% del impuesto a las utilidades de las empresas tiene efectos, porque este impuesto no es meramente una retención transitoria como el artículo expresa. Solo si las empresas repartieran el 100% de sus utilidades, el 20% o 25% sería una mera retención. Pero, en promedio, el 67% de las utilidades de las empresas no se reparte a sus dueños y se reinvierte. Con el alza al 25%, las empresas verán reducidos en $5 por cada 100 pesos sus fondos disponibles para ahorro y reinversión.
Tampoco es cierto que la inversión en capital de trabajo sea gasto tributario como allí se afirma. En cualquier empresa real es necesario mantener permanentemente un stock de inventarios y cuentas por cobrar para poder operar. Esos activos son parte de la inversión y hoy pueden financiarse con menor impuesto con utilidades retenidas. Con la reforma ya no.
Finalmente, echo de menos que la columna se haga cargo de las objeciones a la reforma que se han planteado, por ejemplo, las fallas del mecanismo de depreciación instantánea, el desaliento al ahorro, los perjuicios al mercado de capitales, el efecto sobre las pymes, la discriminación entre industrias, etcétera.
Bernardo Fontaine Talavera