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Editorial
Martes 09 de julio de 2013
Profesores frente a las tomas
Las tomas de recintos universitarios son una forma de violencia ilegal, que pone a quienes participan en ellas fuera de la comunidad universitaria, ya que esta debería ser un espacio en que prime la razón, y no la fuerza física...
En una carta pública, un grupo de profesores titulares de la Universidad de Chile, que incluye a varios Premios Nacionales, ha expresado su preocupación por la situación actual de esa institución. En particular, objetan la toma de espacios universitarios, como la Casa Central, y los paros en que se impide que estudiantes y académicos que desean seguir en clases puedan hacerlo.
Los académicos firmantes pertenecen a diversas orientaciones políticas, por lo que dicha carta no está en contra de la movilización estudiantil, sino que se opone a las formas que ella ha cobrado. Observan ellos que distintas formas de violencia abundan en los recintos universitarios. Una de ellas es la intelectual, que descalifica o acalla a los estudiantes que se oponen a lo que mueve al movimiento estudiantil, así como a quienes lo apoyan en sus motivos, mas no en los paros y tomas. También hay violencia física, como lo muestran filmaciones en que se observa a encapuchados lanzar bombas molotov sacadas de la Casa Central, para luego escudarse en su interior.
Las tomas de recintos universitarios son una forma de violencia ilegal, que pone a quienes participan en ellas fuera de la comunidad universitaria, ya que esta debería ser un espacio en que prime la razón, y no la fuerza física. Las discrepancias en la universidad deben decidirse por la lógica de sus argumentos, y no por la sola reiteración de aseveraciones. Los firmantes estiman inaceptable que quienes participan en tomas no reciban una sanción de la universidad, y objetan que las instancias superiores denuncien la entrada de carabineros a la Casa Central en un caso de delito flagrante, pero que apenas se reclame contra el ultraje a edificios que, como la Casa Central de la Universidad, son símbolos republicanos. Permitir que sean ocupados por la fuerza sin ejercer acciones podría calificarse como un notable abandono de deberes de las máximas autoridades competentes.
Observan, asimismo, que los paros que se hacen vinculantes para todos, incluyendo a quienes se oponen, son otra manifestación de la violencia en la universidad. Los académicos no son consultados, pero deben cesar sus clases y reanudarlas cuando los estudiantes (o sus dirigentes) lo deciden. A aquellos alumnos que legítimamente desean estudiar, se les impide hacerlo. Esto viola todo principio democrático, pues se puede apoyar una movilización, pero esto no incluye impedir que otros ejerzan su derecho a estudiar. Lo que se observa en la universidad es una dictadura de las mayorías (o presuntas mayorías) y un atropello de las minorías (si lo son).
Inquieta a los firmantes de dicha carta el futuro de la U. de Chile, por la que sienten un intenso compromiso intelectual y afectivo. Pero tanto o más importante que eso es la convicción de un profesorado de selección que interpreta la única postura posible de los docentes ante las tomas y la violencia.