En el Teatro Municipal de Las Condes actuó, el martes, la orquesta Festival Strings Lucerne en la Temporada Internacional "Fernando Rosas" de la Fundación Beethoven. El conjunto fue conducido por el violinista Daniel Dodds como concertino y solista invitado.
El programa comenzó con una selección de "El Arte de la Fuga", de Bach. Verdadero tractatus de contrapunto, es una propuesta de absoluta abstracción que frente a la ausencia de especificaciones, puede ser revestida de ropajes timbrísticos a voluntad. La opción orquesta de cuerdas evidenció un tratamiento cuidado, senza vibrato en procura de la transparencia de las líneas, pero los arcos melódicos fueron demasiado fragmentados y faltó mayor liviandad. La elección no fue precisamente el repertorio en que el grupo podía dar lo mejor de sí.
En cambio, desde el inicio de la Suite número 3 de las "Antiche danze ed Arie", de Respighi, el conjunto reveló esa cultura de sonido tan propia de las buenas orquestas de cámara europeas, unida a una disciplina y balance ejemplares que unió sin artificios ni amaneramientos el refinado mundo cortesano y los ritmos de danza. Una versión notable.
"La Méditation" del "Souvenir d'un lieu cher", de Tchaikovsky, original para violín y piano, se oyó en un arreglo para violín solista y cuerdas. Obra característica del estilo del ruso, abunda en gestos presentes en otras grandes composiciones, como el "Concierto para violín". Dodds fue un solista extraordinario, acompañado de un grupo atento a las más mínimas inflexiones de su discurso.
El suizo Martin Wettstein (1970) escribió "El sueño de Verdi", obra híbrida e ingeniosa, de humor grotesco, salpicada de reminiscencias operáticas y tarantelas dislocadas, en un lenguaje virtuoso con recursos orquestales propios de la "modernidad". Música entretenida y regocijante que causó el entusiasmo del público.
Mezcla de transparencia mozartiana, lirismo romántico y elementos rusos, la "Serenata para cuerdas opus 48" de Tchaikovsky fue vertida con arrojo y delicadeza, alcanzando sonoridades sinfónicas y poniendo el broche de oro al magnífico concierto.
Si bien quedó demostrada la excelencia de cada instrumentista, deben destacarse las intervenciones del violoncello solista y de la fila de violas de una calidad que pocas veces es dable escuchar.