Robert Downey Jr. les dio a los personajes de Tony Stark y Iron Man, un tono de comedia y una medida de humor que a estas alturas es lo que identifica a la serie, un total de tres películas desde el 2008 a esta parte.
Es un millonario cínico, un poco amoral y con ningún sentimiento de culpa, que se viste de superhéroe en casos extremos, es decir, cuando el mundo lo necesita. El resto del tiempo cultiva inventos electrónicos, aventuras amorosas y esas dosis de humor negro que son propias del personaje.
Otros superhéroes se caracterizan por las zonas oscuras, los pasados mitológicos o bien por su misión divina y social; Tony Stark, en cambio, es un tiburón en la sociedad de consumo, tiene lo más caro y mejor, y además se divierte con los autos, la tecnología, la servidumbre y su enorme mansión en Malibú.
"Iron Man 3" se inicia con una paradoja, porque el millonario no logra conciliar el sueño, sufre de ansiedad, cuotas de estrés y hasta podría padecer algunos de esos males inconcebibles para un personaje con su historial: taquicardia o crisis de pánico, por ejemplo.
Sobre este desarreglo y malestar se levanta la historia de la película: hay un superhéroe enfermo y lo que tiene al frente es un enemigo torvo, solemne e incluso demasiado serio, para este tipo de película.
El Mandarín (Ben Kingsley) viene de Oriente y está construido con lo que provoca rechazo y pavor en Estados Unidos y Occidente: terrorismo asesino y mortal; barba larga, sucia y descuidada; las tablas del fundamentalismo islámico; la imagen inevitable de Osama Bin Laden y la sombra no tan lejana de las Torres Gemelas.
"Iron Man 3" puede ser la mejor película de la serie, porque juega, explora y mide las posibilidades de un héroe del cómic, y hasta dónde puede llegar y cuáles son sus límites en la ficción y en el mundo real.
Batman es el caso contrario, porque desea ser un cómic maduro a toda costa. Es un personaje con sicología profunda que puede ser símbolo y alegoría de la sociedad actual, con esa fricción de anarquía y dictadura.
A Iron Man, en cambio, no le entran las lecturas sicológicas, porque su blindaje es la trivia del cine y la televisión, su conocimiento es de naturaleza adolescente y el norte es muy claro: pasarlo bien, mientras se pueda.
Los problemas existenciales en Tony Stark son como una astilla, así que bastan unas pinzas y vuelve a ser el de siempre, porque no entra en el rol ni en la palabrería del personaje torturado.
Y el personaje arrastrando la armadura del héroe por la nieve no es más que una imagen para la galería y un muy buen póster.
El mundo real, finalmente, el de El Mandarín y el peligro que viene de Oriente, tienen el poder del prejuicio, la imaginación y la ironía.
Tony Stark y "Iron Man 3" concentran lo mejor del cómic: es un mundo que no quiere ser maduro ni adulto.
"Iron Man 3". EE.UU.-China, 2013. Director: Shane Black. Con: Robert Downey Jr., Gwyneth Paltrow, Ben Kingsley. 130 minutos.