Señor Director:
El ministro Beyer ha sido destituido. Sería majadero insistir en lo justo de su destitución, pero sí es necesario analizar su profundo contenido político y las consecuencias que debe traer si suponemos mínimos grados de coherencia.
Y es que además de todos los argumentos específicos sobre la actuación del señor Beyer, esta acusación debe comprenderse más allá de su persona, como un juicio político contra el lucro en la educación. Marca un precedente: tras las fuertes movilizaciones por una educación que sea concebida como un derecho, es inentendible tener un ministro que rema en la dirección contraria a la que clama todo Chile, siendo cómplice y promotor de un vicio que corroe nuestra educación como lo es el lucro.
Esta dirección no solo está presente en las acciones que determinaron su caída, sino también en la agenda legislativa del ministro Beyer.
El sábado pasado, en la página A 2 fueron analizadas en profundidad estas leyes: una acreditación que legitima el poner nombre de universidad a cualquier establecimiento sin establecer criterios básicos; una ley de financiamiento que da subsidio estatal a la ganancia ilegal de los dueños de las universidades, y un proyecto de Superintendencia que blanquea el lucro en lugar de prohibirlo, como ha sido reconocido por diversos expertos de todos los sectores.
En definitiva, un paquete legislativo que profundiza y legaliza un modelo que entiende que la educación puede ser objeto de negocio. Lo contrario que la mayoría de Chile viene exigiendo.
Esta acusación debe representar también una estocada hacia aquellos que insisten en defender el lucro en la educación. Debe ser una señal de que el país no está dispuesto a seguir esperando por tener una educación concebida como un derecho y no como un negocio, y es hacia allá donde las reformas y proyectos deben avanzar y no al revés.
Por lo mismo, no tiene sentido sacar al señor Beyer con una mano y aprobar su agenda legislativa pro lucro con la otra. Es una actitud totalmente contradictoria y regresiva, pues al final del día son las leyes las que quedan. Y atención: la excusa "es culpa de la derecha" no es válida, pues solamente con los votos de la Concertación es que estas iniciativas pueden aprobarse.
Andrés FielbaumPresidente Federación de Estudiantes de la
Universidad de Chile