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Editorial
Martes 16 de abril de 2013
Progresos en el Simce
Es paradójico que un área en que se registran resultados que no pueden sino calificarse de satisfactorios dé lugar a tanta protesta y quejas de los estudiantes...
El Presidente de la República dio a conocer los resultados del Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (Simce), que por primera vez ha estado en manos de la nueva Agencia de Calidad de la Educación. Este estudio muestra que ha habido un notable progreso en los exámenes de matemáticas, un avance menor en ciencias sociales y un estancamiento en las pruebas de lectura. No obstante, son muchos los cambios internos que se han producido en cada una de estas pruebas.
El Simce es un conjunto de exámenes que se toma a todos los estudiantes del país de 4º año básico y de 2º año medio que abarcan la matemática y el lenguaje, aunque a los alumnos de básica también se los examina en ciencias sociales. Otras pruebas con igual denominación se practican en otros cursos y también sobre otras materias, como el Simce de inglés. Pero en los cursos señalados existen antecedentes históricos que permiten comparaciones y registrar tendencias.
Sin duda, en esta oportunidad se consolida una buena tendencia que se viene observando en matemáticas hace algunos años; se confirma también la tendencia a mejorar en las escuelas municipales en ciencias sociales en 4° básico, y se mantienen los resultados en lenguaje. Un análisis más detallado revela progresos algo más notables en las escuelas municipales, lo que supone una disminución de las brechas entre los colegios particulares pagados y los gratuitos. Es especialmente interesante observar que estos cambios se producen en todas las regiones, y que la disminución de la brecha se da en todas las asignaturas, de modo que cabría concluir que la educación chilena va por buen camino.
Es paradójico que un área en que se registran resultados que no pueden sino calificarse de satisfactorios dé lugar a tanta protesta y quejas de los estudiantes. El año pasado, tres autoridades mundiales de la educación hicieron notar que Chile es uno de los dos países que más han progresado en este campo en las últimas tres décadas. La ley que creó el Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación y su Fiscalización, que dio origen a la agencia responsable de las pruebas como el Simce, forma parte de los cambios y avances de la educación chilena. Sin embargo, aquí se rechazan esos logros y se presiona por otra forma de organizar la educación, aunque no esté muy claro cuál sea ella. Por cierto, los progresos no son atribuibles por entero a este gobierno ni a su acusado ministro, pero ellos son quienes están en este momento conduciendo el sistema educacional chileno, que continúa avanzando en cuanto a calidad y reducción de las desigualdades. Es un hecho que las disparidades de ingreso y de situación económica en general son muy inferiores entre los más jóvenes, por el sistema educacional, que entre los mayores, que tienen sus capacidades ya formadas. No obstante, en la calle, entre quienes protestan y logran asustar a muchos dirigentes, estos argumentos no tienen mayor peso, pues la capacidad de análisis y de observar desapasionadamente la realidad corresponde más bien a las salas de estudio donde trabajan los especialistas.
Por otra paradoja, en medio de estos buenos resultados se procederá con la acusación contra el ministro de Educación, un excelente académico que ha estado dispuesto a servir al país sin importar cuál sea su gobierno. Es de esperar que prime el análisis de los hechos antes que el afán político de infligir una derrota al Gobierno, pues eso traerá aparejada una enorme dificultad en sacar adelante los cambios que aún faltan para continuar mejorando la educación. El Estatuto Docente o las pruebas de admisión universitaria quedarían en riesgo de convertirse en instrumentos de campañas políticas, antes que discutirse como temas educacionales que requieren cambios.