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Editorial
Martes 09 de abril de 2013
La "Dama de Hierro"
Con fuertes convicciones por las que combatió inclaudicablemente, cambió la política del Reino Unido y del mundo. Ha sido considerada la más grande Premier británica en tiempos de paz...
No fue una figura de consenso, sino de fuertes convicciones, y con ellas Margaret Thatcher cambió la política del Reino Unido y del mundo. Partidarios y detractores reconocen la fuerza de su personalidad, su entereza, su obstinación y empeño por hacer que su país recuperara la grandeza y el prestigio internacional, en declinación desde las guerras mundiales. Por ello ha sido considerada como la más grande Primera Ministra británica en tiempos de paz.
Cuando el socialismo se imponía universalmente y los partidos de derecha claudicaban ante las ideas de la izquierda, cuando Gran Bretaña se debatía en una crisis económica producto de un Estado de bienestar sobredimensionado, la Premier Thatcher, primera mujer en ocupar ese cargo en un país desarrollado, se impuso con su visión de que la libertad y la iniciativa individual son el motor de la economía; que para lograr progreso y prosperidad un país debe reducir el tamaño del sector público, recortar gastos y disminuir impuestos.
No eran ideas originales: su mirada tenía la marca de Friedrich von Hayek, pero Thatcher, que no era teórica, sino una política pragmática, impulsó medidas que ninguno de sus colegas o antecesores se hubiera atrevido a plantear. La revolución neoliberal de los años posteriores a su llegada al poder, en 1979, se debe en buena parte a que ella y su gobierno aplicaron con éxito políticas públicas que revirtieron largos años de decadencia económica en Gran Bretaña. El control de la inflación fue uno de sus caballos de batalla, pero también la reducción del gasto público y, sobre todo, las reformas laborales que desembocaron en una confrontación con los sindicatos.
El proceso de privatización, o desnacionalización, que terminó primero con los monopolios estatales del gas y de las telecomunicaciones, fue un ejemplo para gran parte de las economías en desarrollo que trataban de emerger de años de producción ineficiente y, muchas veces, procesos de gestión corruptos. Con las privatizaciones, que incluyeron también bienes habitacionales, millones de británicos pudieron ser propietarios y accionistas de compañías privadas.
En política exterior, debe reconocérsele su aporte, junto a Ronald Reagan, a la transformación de la URSS y a la caída de los gobiernos comunistas en Europa Oriental. Sus duras críticas al comunismo, mucho antes de que Mijaíl Gorbachov llegara al poder, la hicieron el blanco de los dardos de la URSS. Fue precisamente la agencia soviética Tass la que la llamó "Dama de Hierro", luego que Thatcher hiciera una ardiente defensa de la modernización de los misiles nucleares británicos, en 1976. Más tarde, en 1984, tras reunirse con el futuro secretario general del PC soviético, diría que era alguien "con quien puedo hacer negocios".
Para Chile, la revolución thatcherista fue una confirmación de que el camino elegido, de democracia y libre mercado, era el correcto. "La libertad económica es la libertad verdadera. Es el mejor fundamento para la democracia. Si un país revierte sus reformas económicas hacia la libre empresa, debe montar guardia contra las amenazas a la libertad política", dijo durante su visita a Chile, en marzo de 1994, invitada por la Sofofa y el Centro de Estudios Públicos.