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Editorial
Miércoles 27 de marzo de 2013
Sentido de urgencia ante las primarias
Si se produjeran problemas procedimentales en su realización, afectarán por segunda vez consecutiva la imagen de nuestro sistema electoral, que ha sido hasta ahora uno de los principales activos de la democracia chilena...
El estreno del sistema de inscripción automática y voto voluntario, en las elecciones municipales de octubre pasado, se caracterizó por una serie de defectos técnicos, que terminaron por comprometer la impecable imagen y, en ciertos momentos, aun la credibilidad del Servicio Electoral. Esto debería quedar irrefutablemente corregido en el estreno de las elecciones primarias del 30 de junio próximo.
Y esto es apremiante, pues a poco más de tres meses de la fecha programada para los comicios que definirán a los candidatos presidenciales de la Concertación y la Alianza, y a numerosos candidatos al Congreso, persisten las dudas acerca de lo que en ella ocurrirá, tanto por la capacidad operativa que tenga el Servel para hacerse cargo de una elección sin precedentes en el país, como por la demora en que se han ido enredando el Ejecutivo y el Legislativo para enmendar los errores y vacíos detectados en la legislación electoral en general, y en la de primarias en particular.
Luego de ser designado en enero, el Consejo Directivo del Servel se demoró casi un mes en iniciar sus trabajos, postergando la nominación de su director para después de las primarias. También se tomó su tiempo el Ejecutivo en preparar el proyecto de ley que busca superar las deficiencias referidas, que finalmente ingresó a trámite legislativo el 6 de marzo pasado y que, pese a ser de discusión inmediata, sigue siendo debatido por los parlamentarios, que en estos días, además, se hallan en semana distrital.
Hace ya un mes, el presidente de este nuevo Consejo, Juan Emilio Cheyre, expresó que "hay correcciones propias del Servel, y otras correcciones o medidas a implementar de la legislación vigente que tienen que ser propias del Poder Ejecutivo". Pero, al parecer, ha costado avanzar desde entonces. La semana pasada, la directora subrogante del Servel, Elizabeth Cabrera, advirtió que "si los cambios no ocurren dentro del plazo, se corre el riesgo de que todo el proceso se rija por la norma vigente hoy, y no se solucionen aquellos problemas que se han advertido".
Habiéndose ya discutido en la Cámara de Diputados el proyecto enviado por el Gobierno, parece haber consenso en otorgar atribuciones al Servel para depurar el padrón electoral y evitar así que aparezcan personas fallecidas en el listado de electores, como también en el aumento de la cantidad de vocales sorteados y en la necesidad de su capacitación previa, además de ciertas normas que precisan la comunicación de resultados por parte de ese servicio. Mas, no ha sido posible alcanzar acuerdos en la posibilidad de que se den primarias respecto de los dos cupos parlamentarios de un distrito o circunscripción, lo que conllevaría una competencia entre partidos del mismo pacto. Y todavía se discute acerca de la papeleta que debería utilizarse para asegurar el secreto del voto.
Cada uno de estos aspectos supone un esfuerzo importante de implementación, hoy entregado en exclusiva al Servicio Electoral, que cuenta con recursos limitados, que estrena una nueva estructura, que carece de un director titular, y que tiene un tiempo muy escaso para actuar. Desde cualquier perspectiva, los ajustes pendientes son de envergadura, y a estas alturas cabe temer que será difícil evitar que se produzcan problemas el día de la elección. Puede ser que ellos no lleguen a reflejarse en los resultados finales, pero si se produjeran, afectarán por segunda vez consecutiva la imagen de nuestro sistema electoral, que ha sido hasta ahora uno de los principales activos de la democracia chilena.