El Mercurio.com - Blogs : Salario mínimo y desempleo de jóvenes
Editorial
Miércoles 20 de marzo de 2013
Salario mínimo y desempleo de jóvenes
Aunque el desempeño de la ocupación ha sido en los últimos años muy positivo, el empleo juvenil sigue rezagado. A lo largo de los últimos 12 meses, mientras el empleo total ha crecido en 2%, sorprendentemente el de los jóvenes de 20 a 24 años de edad ha decrecido en 1%...
La propuesta gubernamental de adelantar el reajuste anual del salario mínimo y elevarlo a $205.000 mensuales ha despertado diversas reacciones. Desde la oposición y la Central Unitaria de Trabajadores se plantea que el alza es insuficiente, pese a ser de las más altas otorgadas en los últimos años. Desde la Confederación Nacional de la Pequeña y Mediana Empresa (Conapyme) se ha hecho ver que el aumento puede ser excesivo para muchos de sus miembros, quienes son en buena medida los que deben afrontar la correspondiente alza de costos. El guarismo propuesto implica un incremento de 6,2%, semejante a la variación que experimenta el índice general de remuneraciones y solo levemente superior a la recomendación efectuada por el panel de expertos convocado por el Gobierno, que sugirió 5,6% de aumento.
En el debate sobre el salario mínimo, una arista que no puede ser pasada por alto es la del desempleo juvenil. Las remuneraciones no pueden elevarse sobre la productividad sin dañar la capacidad competitiva de las empresas y causar desempleo. Un alza excesiva del salario mínimo afecta principalmente a la pequeña empresa -alrededor de 30% de sus empleados recibe un pago semejante al mínimo legal- y a los jóvenes, que suelen tener una productividad menor que el resto de la fuerza laboral.
Aunque el desempeño de la ocupación ha sido en los últimos años muy positivo, el empleo juvenil sigue rezagado. A lo largo de los últimos 12 meses, mientras el empleo total ha crecido en 2%, sorprendentemente el de los jóvenes de 20 a 24 años de edad ha decrecido en 1%. Parte de la explicación puede ser que hay ahora más oportunidades de estudio, pero la tasa de participación laboral de los jóvenes chilenos es muy inferior a la de los países de la OCDE, más ricos que nosotros y con mayores índices de cobertura en educación superior. Por otra parte, entre los de 20 y 24 años de edad que quieren trabajar, el desempleo es de 14,8%, dos y media veces superior al de la tasa general.
La falta de oportunidades laborales para los jóvenes es un serio problema económico y social. La cesantía juvenil es caldo de cultivo de la drogadicción y la delincuencia. Si los jóvenes combinan trabajo y estudios, pueden contribuir a financiar sus estudios. En el trabajo se aprenden hábitos y se acumulan experiencias que redundan en una mayor productividad y mejores ingresos. La entrada tardía al mercado laboral implica sacrificar esas ganancias y puede condenar a los trabajadores a menores remuneraciones de por vida. Esto significa, además, postergar el inicio de las cotizaciones previsionales, lo cual hace que se acumule una suma insuficiente en las cuentas individuales y se traduce en jubilaciones más bajas o más dependientes de la ayuda estatal.
El programa de subsidio al empleo joven -que data del gobierno anterior- ha ayudado a que más jóvenes trabajen con contrato formal, pero no parece estar estimulando su participación en la fuerza de trabajo. No es descartable que el problema radique en que el nivel del salario mínimo y otras exigencias -tales como la gratificación legal, que incrementa en 25% el salario de muchos trabajadores, incluidos los afectos al mínimo, o los bonos para movilización y colación- resulten excesivos para los trabajadores de menor productividad. Tratándose de trabajadores menores de 18 años, el salario mínimo legal es más bajo, pero no es ese el tramo etario más relevante del empleo juvenil. Podría pensarse en un peldaño intermedio para los mayores de 18 pero menores de 25. Hace ya un tiempo se estudia en el ministerio respectivo una modificación que flexibiliza ciertas normas laborales para estimular la contratación a tiempo parcial de estudiantes. Sería deseable que en el trámite parlamentario se contemplaran fórmulas como estas, que podrían paliar un inconveniente efecto colateral del reajuste en discusión.