Esta cinta se llevó el Oscar principal –Mejor Película- y fue reestrenada en unas poquísimas salas unos cuantos días después. Hace sólo unos pocos años, esto habría sido un hit, una verdadera segunda vida para la trayectoria financiera de la película. El hecho de que ya no sea así muestra cuán profunda es la depreciación del Oscar en un mundo abarrotado de festivales, Internet y ofertas on demand.
La secuencia inicial es una apretadísima síntesis de la historia de Irán, cuyo único fin es explicar por qué la teocracia islamista instalada en 1979 tras el derrocamiento del Sha sentía tanto odio por Estados Unidos. El asilo concedido por Washington al monarca depuesto enardeció a los estudiantes, que el 4 de noviembre de 1979 asaltaron la embajada de EE.UU. en Teherán y tomaron como rehenes a 66 funcionarios diplomáticos. En la trifulca, otros seis miembros de la legación lograron salir y se refugiaron en la casa del embajador de Canadá.
Con la crisis ya desatada, el director operativo de la CIA, Jack O’Donell (Bryan Cranston), convoca a sus mejores agentes para sacar de Irán a estos seis escapados antes de que el invasivo régimen shiíta dé con su paradero en la casa canadiense. Aquí aparece Tony Mendez (Ben Affleck), un especialista en “extracciones”, que debe hacer frente a los planes delirantes e improbables que presentan sus colegas.
Recién aquí empieza lo interesante. Tony decide acudir a un maquillador de Hollywood, John Chambers (John Goodman), y a un actor-productor de segunda, Lester Siegel (Allan Arkin), para montar la producción de una falsa película canadiense que se llamará Argo, será de ciencia ficción y necesitará locaciones exóticas. El proyecto despliega todos los recursos de verosimilitud: afiches, guión, actores, storyboards y notas de prensa. Tony viajará a Teherán para convertir a los seis diplomáticos en un equipo de producción.
En este punto, Argo se asoma a una cuestión que no ha sido estudiada a fondo: el alineamiento de Hollywood con la política exterior norteamericana, y en particular con el Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA. Argo repasa una historia heroica, lo cual es una manera de dejar la puerta apenas entreabierta para otras operaciones que pudieron ser menos nobles.
Habría un potencial segundo piso de lectura, derivado del cruce entre la ficción y la realidad, o quizás del modo en que un artilugio fílmico es capaz de superar hasta las más paranoicas ideas sobre la seguridad interna. Que los obtusos jefes iraníes de la época, obsesionados con erradicar toda influencia occidental, hayan aceptado el falso rodaje de una película ridícula dice mucho acerca de las capacidades de seducción del cine.
Pero esta reflexión no alcanza a despegar del piso, porque Ben Affleck filma con esa lógica de causa y efecto, ese montaje inductivo, esa tentación manipuladora que puede oscurecer hasta la más brillante de las ideas. Y entonces, ¿se merecía el principal de los Oscar? Da lo mismo. Sólo la votó más gente.
ArgoDirección: Ben Affleck. Con: Ben Affleck, Bryan Cranston, Allan Arkin, John Goodman, Ken Taylor. 120 minutos.