Señor Director:
Axel Kaiser, en
su columna del martes, al igual que Marx, rechaza la justicia social, pues esta constituye, a su juicio, una de "las causas centrales en la ruinosa crisis actual de las sociedades occidentales". Además, considera que es uno de los conceptos más nocivos "para la estabilidad y prosperidad de una sociedad".
Recordemos brevemente que para Marx esa "verdad eterna", es decir, la justicia (social), debía ser abolida (Manifiesto). Pero además, Kaiser en plena sintonía con el pensador alemán, ve en el Estado un órgano de coerción social, y una "fuente de injusticia por excelencia", pues en su búsqueda de la justicia social estrangula completamente la libertad.
Kaiser dispara a la bandada y mete en el mismo saco a todos los defensores de la justicia social o "justicieros sociales" como los llama él, desconociendo la larga discusión (filosófica, política, económica, etcétera) en torno a este concepto. Además, reduce la justicia social a la búsqueda de la prosperidad económica. Sin embargo, el alcance de esta idea -según Kaiser, "profundamente inmoral"- va mucho más allá de lo económico.
El mismo Jobs, citado por el columnista como un "aventajado", fue en cierto sentido un promotor de la justicia social, debido a las políticas de integración en su empresa. Ello le significó, por ejemplo, una puntuación del 100% en el Índice de Igualdad Corporativa de la Human Rights Campaign.
Por último, existen al menos dos "corrientes" de pensamiento, que desde diferentes perspectivas desmienten lo afirmado por el columnista, a saber: la economía social de mercado (Müller-Armack, Röpke, Erhard, y otros) y la Doctrina Social de la Iglesia (desde León XIII en adelante). En el primer caso, la evidencia (empírica) está a la vista. En el segundo, basta con leer en forma desideologizada las encíclicas sociales.
Eugenio YáñezUniversidad Adolfo Ibáñez