En aeropuertos, en trenes, en taxis, en buses, en un metro, en veinte aviones, en un restaurante, en un balcón, en un bar, en treinta hoteles, en la fila de un Castaño, de un Seven Eleven, de un Starbucks, en todo caso lejos, siempre lejos, siempre en otra parte, siempre en periódicos o en revistas o en libros, siempre algo leído o escuchado como una revelación, como un asombro, como un sobresalto, una cosecha, un mapa, un dibujo de cosas leídas y encontradas por ahí:
"El mal es un concepto muy cómodo porque nos permite la superioridad moral, la condena y sobre todo, justifica la represalia (...). Prefiero evitar las categorías morales, única manera de entender algo de lo que sucede a nuestro alrededor". (José Ovejero, escritor español, ganador del premio Anagrama de ensayo 2012 con La ética de la crueldad, en una entrevista publicada por el suplemento "ADN", del diario argentino La Nación, leída en septiembre en el bar de un hotel del barrio de las Letras, en Madrid, después de haber comprado una Enciclopedia de Datos Útiles para las Familias -circa 1800- que traía, entre otros datos útiles, instrucciones para embalsamar cadáveres humanos).
"A los cerezos hay que mutilarlos para que florezcan. Es como la sociedad: para que florezca la flor de la cultura hay que matar a unos cuantos". (El escritor argentino Rodolfo Fogwill durante una entrevista realizada en el Jardín Japonés para el programa televisivo El secreto, encontrada en Youtube un día de agosto de 2012 en la sala de una tarjeta de crédito del aeropuerto de Ciudad de México mientras una señora argentina en silla de ruedas, chispeante y cínica, se quejaba de que, en México, todo quedaba demasiado lejos pero que lo que más lejos quedaba era esa sala).
"Si no quiero/si no estoy esperando/ si es mentira/ si lo hago por vivir/ por ir pasando/ si estoy aquí sin sueños/ sin esperanzas y / sin nada que me sirva/ ni le sirva a la vida/ y los miro sin asco / con paciencia/ y me dijo/ se creen todo se/ dedican la vida/ sufren/ no dudan nunca/ miran besan se ríen/ y sin sospechar nada/ aseguran que se aman". ("Si no quiero", poema de Idea Vilariño publicado por el suplemento "Ñ", del diario argentino Clarín, leído una noche de octubre en la sala de una tarjeta de crédito del aeropuerto de Buenos Aires después de ver a una pareja -italiano con destino a Dallas él, argentina con destino a su casa ella- despedirse entre sollozos en la puerta de ingreso a las salas de embarque).
Comprador (a una vendedora): "Oye, ¿me recomiendas un libro de filosofía que esté padre?" Vendedora (al comprador): "Pues mira, es que la filosofía nunca está padre". (Frase escuchada en la librería El Sótano, de Coyoacán, Ciudad de México, una mañana luminosa del mes de abril).
"A los chilenos no nos gustan las hervidoras eléctricas". (Frase enigmática escuchada a una señora que limpiaba un apartamento en el piso diez de un edificio ubicado en la intersección de las calles Helvecia y Ebro, en Santiago de Chile, un día de octubre, dos horas antes de que todo temblara un poco, a 5.7 según pude saber).
"No se preocupe, vaya tranquila. Las cosas na' más cambian de dueño, ñorita" (Respuesta de un señor mexicano en un bar del aeropuerto de México, algún día de agosto, cuando le pregunté si podía dejar mi maleta junto a su mesa para ir al baño).
"No he visto las mejores mentes /de mi generación y ni me interesa" (Poema titulado "Maullido", del libro Postales, del poeta dominicano Frank Báez, leído un día de septiembre en el cuarto 416 de un hotel de la ciudad de Monterrey de cuya ducha no salía agua caliente).
"¿Usted la quiere más caliente?". (Pregunta realizada, en el mes de agosto, por el encargado de mantenimiento de un hotel de cinco estrellas de la ciudad de Guadalajara mientras metía, una y otra vez, la mano bajo el chorro de agua helada -helada- que salía de la ducha).
"Debo tener la certeza, o quizás la ilusión, de que soy el único escritor que podría escribir esa historia específica (...). Si por un segundo imaginara que una historia mía podría escribirla otra persona, la desecharía" (Frase de Isaac Bahevis Singer encontrada en el libro Gajes del oficio, Cal y Arena 2007, en Medellín, Colombia, en otro cuarto de hotel en el que tampoco había agua caliente, esta vez por la culpa de un panel solar que se había roto en la terraza).
"Cuídate de mí, maldito, / porque te amo" (Verso de la chilena Teresa Calderón, incluido en la antología Mil versos chilenos (ediciones B, 2010), leído en un avión de LAN en un vuelo entre Santiago y Buenos Aires en el mes de octubre mientras, en el asiento contiguo, una mujer argentina que regresaba de Nueva Zelanda se quejaba del gobierno de su país en estos términos: "Ah, la libertad que se respira en Nueva Zelanda es increíble: te venden dólares hasta en los kioscos").
"Creo que a nosotros nos ha tocado la horrible misión de asistir al crepúsculo de la piedad y que no nos queda otro remedio que escribir deshechos de pena, para no salir a la calle a tirar bombas o a instalar prostíbulos". (Fragmento de una autobiografía del periodista y escritor argentino Roberto Arlt, leído en la sala de embarque número diez del aeropuerto de Santiago de Chile una tarde que fue el final de una serie de tardes difíciles de olvidar).
Y el sentimiento que impregna todos estos meses: que cada vez estamos más dispuestos a juzgar, y menos dispuestos a entender nada.