Daniel Espinosa tiene 35 años. Es hijo de padre chileno y madre sueca –un “hijo del exilio”– y en ocho años ya ha filmado un cortometraje y cuatro largometrajes, uno de los cuales, Dinero fácil (2010), fue un récord de taquilla en Suecia y le abrió las puertas de Hollywood con un cerrajero privilegiado: Denzel Washington.
Su debut en los grandes estudios es Protegiendo al enemigo, con un reparto de estrellas, un presupuesto de 85 millones de dólares y unos retornos que hasta fines de abril se estimaban en 200 millones de dólares. Todavía no bombástico, pero ya suficiente para asegurarse un lugar altamente competitivo en la industria.
La cosa es así: el joven agente de la CIA Matt Weston (Ryan Reynolds), encargado de un “piso franco” (seguro) en Ciudad del Cabo, recibe la instrucción de apoyar el interrogatorio y traslado de un ex agente que está huyendo de unos perseguidores salvajes. Este hombre es Tobin Frost (Denzel Washington), que después de servir en los lugares más peligrosos del Medio Oriente se ha pasado nueve años traficando información con otros servicios secretos. Y lo que sabe es tan importante, que un equipo de sujetos armados como comandos arrasa con el “piso franco” de la CIA. Matt logra sacar a su “invitado” y desde entonces debe huir con él sabiendo que le respiran en la nuca.
Es el ambiente del espionaje post-Guerra Fría, anunciado en la literatura por John LeCarré y en el cine por Ronin, la saga de Jason Bourne y otra decena de títulos posteriores. Como en aquellas, el principio operativo es que nadie está a salvo, nadie es confiable y nadie es quien dice ser. Es la pesadilla de un mundo con secretos, pero sin principios. Aunque Matt tiene uno: descubrir la verdad y hacerla pública. Esta es la parte justiciera y adolescente del relato, que ocupa el último tercio y es del todo prescindible.
El músculo fílmico de Espinosa se despliega en los primeros 60 minutos, cuando Matt trata de cumplir su misión a ciegas mientras lo asedia toda la violencia posible, la de los perseguidores y la del propio Tobin, un maestro en el arte oscuro de la suspicacia. En el retrato de este proceso de inmersión en la sombra, Protegiendo al enemigo no tiene mucho que envidiar a sus antecesoras.
El aspecto dudoso es cuánto tributa Espinosa en esta película a una “estética Tony Scott” (Enemigo público), si es que tal engendro pueda existir. Lo sugieren los planos sucios, la cámara hiperkinética, el montaje neurótico, la disolución del punto de vista en beneficio de un artificioso sentido de la urgencia. Por el contrario, su fuerte parece estar en el estudio de la tensión y cuando se dedica a eso, la película quizás no resplandece, pero brilla con otra luz. Habrá que ver lo que sigue en la muy rápida carrera de Espinosa.
Safe house
Dirección: Daniel Espinosa. Con: Denzel Washington, Ryan Reynolds, Brendan Gleeson, Vera Farmiga, Sam Shepard, Rubén Blades. 115 minutos.