Cuando en 2014 se hablaba de que la tasa de mortandad de las abejas en el país alcanzaba entre 40% y 50%, o que incluso algunos apicultores habían perdido la totalidad de su población, parecía que el sector avanzaba por un sendero oscuro en medio de la noche y que estaba destinado a desaparecer.Hoy la mortalidad de las abejas ha disminuido a cerca de 20%, lo que indica que en gran medida los esfuerzos realizados por los apicultores han rendido frutos.
“En la actualidad, un agricultor que realiza bien todos sus manejos no debería tener una mortandad